Caminamos sin prisas hacia los embarcaderos de Eminönü un ratito antes de que caiga la tarde. Cruzamos el Bósforo en un transbordador camino de Asia, el continente soñado. No cambiamos de ciudad, Estambul tiene esos pequeños detalles. Desde Üsküdar, en Anatolia, el Bósforo se torna dorado y el cielo se enciende sobre los minaretes y el Cuerno de Oro. Sentados en la orilla contemplamos en silencio el atardecer con la Kız Kulesi frente a nosotros y viajamos en el tiempo al leer las leyendas griegas y turcas sobre la torre. Ya de noche, mezclados con los estambulitas en el barco, volvemos a la vieja Estambul para cenar un bocadillo de pescado a la parrilla recién hecho en los barquitos del puerto, pasear por el animado puente de Gálata lleno de pescadores y vendedores de comida caliente y callejear bajo los minaretes que nos hicieron soñar al atardecer.
2 comentarios:
Estambul, !Qué recuerdos!... Exótica, mágica, bulliciosa, llena de vida, comida deliciosa, gente amable y bonitos monumentos... Lo tiene todo, y también un lugar especial en mi recuerdo.
Es verdad, en un lugar especial que deja siempre con ganas de más.
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