Era la última noche de feria. La música era atronadora, había luces y destellos por todas partes, puestos ambulantes de comida, tómbolas, gente ruidosa deambulando sin rumbo por las calles del recinto.
Pero al él sólo le gustaba la noria. Se sentaba en un banco frente a ella y se pasaba horas y horas viéndola girar. Le hipnotizaban las luces moviéndose. Sin embargo nunca había subido en una... ¡¡¡se mareaba sólo de pensarlo!!!
Esa noche se levantó de repente del banco y se dirigió sin pensarlo a la taquilla para comprar su billete. De pronto había decidido subirse y sentir el movimiento desde dentro.
Gira y gira. Las luces de colores dibujan círculos en el aire.
3 comentarios:
Joeeeeee que chulas las fotos y ..... El texto. Pero me sigue gustando mas la segunda da sensación de velocidad
Si!!! Pero hay que tener cuidado y no pasarse con el movimiento!!!
!Qué pasada de fotos!
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