A los lados del camino se alinean los almendros hasta el inicio de las pequeñas lomas, entre campos de cereales, olivos y pequeños arbustos. Estrechos caminos y lindes dividen y unen el paisaje ondulado. Los árboles han iniciado la floración siguiendo su calendario natural y el campo, con su escaso manto verde, se salpica de blancos y rosas bajo el sol de finales del invierno. Días templados y noches frías.
La floración dura poco y con las primeras lluvias pronto cambia el color de las ramas hacia el verde claro de las hojas tiernas. Con la entrada de la primavera por fin el tiempo se desestabiliza y aparecen los días cambiantes con viento, frío, chaparrones, nieve y granizo. Ahora ya está la combinación perfecta: agua y sol. Las flores vuelven a tapizar los campos y los cereales cubren de verde la tierra.
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