lunes, 23 de abril de 2012

caminar, creer


La Semana Santa de España debe ser impresionante para alguien de otro lugar que no haya vivido antes una experiencia parecida. Recuerdo un reportaje en National Geographic de hace años en el que el fotógrafo viajaba por Castilla León y en una de las fotos se veía un niño nazareno y la mano blanca del padre guiándole en la procesión.

Las cornetas y tambores resuenan a lo lejos. Todavía es noche cerrada y el frío es intenso a inicios de abril. Pasos rápidos y rumor de gente en la calle. Es hora de salir. Las imágenes salen en procesión antes del amanecer para recorrer durante horas las calles. El viento se cuela entre los hachones de luces anaranjadas y los guantes blancos, revuelve las túnicas y deja helados los pies desnudos que avanzan entre sayas, cruces y cadenas. La comitiva de espectros, sus luces y sombras, su silencio, las imágenes macabras y tristes que portan y la banda sonora de tambores y cornetas ponen los pelos de punta, emocionan y asustan a partes iguales. Las túnicas moradas, negras y verdes avanzan y se agitan en sus filas, mientras la luz grisácea del amanecer despunta por oriente. El frío y la sensación de desasosiego se agudizan cuando el cielo se tiñe de azul oscuro y las nubes pesadas se van acumulando por el oeste, amenazando lluvia o nieve antes de que las imágenes lleguen a cubierto. Cuando aparecen los primeros rayos de sol llega el momento culminante. Los penitentes que llevan las pesadas imágenes a hombros tienen que subir la cuesta que da acceso al templo al final de la procesión, después de cargar con ellas durante horas. La banda toca ahora con renovado fervor, los capataces guían los movimientos haciendo sonar campanillas o martillos y la gente contiene la respiración. Cuando todo ha terminado se ven caras de felicidad y satisfacción.

Caminar, creer. La fe mueve montañas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ohhhhhhh!!! recuerdo cuando me vestia de nazarena, estaba desesperada por llegar al final!!

Darredor Da dijo...

Vale a pena asistir a "Procesión de las Capas Pardas" en Zamora a noite do Mércores Santo. Saen os cofrades da "Hermandad de la Penitencia" vestindo "capa parda alistana" e na man un farol de ferro forxado, camiñan acompasados, co son das matracas, a cidade está a ocuras, coa única iluminación dos farois.Portan a figura do "Cristo del Amparo" da primeira metade do S.XVII.