Aunque todavía quedaba una semana para que terminara mayo, el día era realmente caluroso. Había que protegerse del sol en las horas centrales como si fuera julio. Hacia el final de la tarde el cielo se fue cubriendo de nubes de tormenta que no llegaron a descargar más que unas pocas gotas, pero hicieron cambiar drásticamente la luz. Mientras el paisaje cambiaba de color vimos pasar a poca altura un parapente. Por un momento pareció que iba a atravesar las nubes y adentrarse en la tormenta. Poco tiempo después el sol se coló por debajo del cielo encapotado y nos regaló una puesta preciosa.
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