Después de visitar la ermita damos un paseo por el cerro de Alarcos mientras el sol de finales de noviembre baja rápido buscando el horizonte entre nubes, anunciando el invierno inminente. Enseguida la humedad y el frío se dejan sentir al sentarnos en las rocas. Menos mal que nuestra guía trae el termo y las galletas!!! En el prado, entre la hierba mojada, verde y alta y los enormes hormigueros emergen altos los pálidos sombreros de las Macrolepiota Procera, que pueden llegar a los 30 cm de diámetro cuando terminan de abrirse. Dejamos los hongos en el prado y ya casi de noche regresamos a casa. Mi maestra en micología identifica rápidamente el hongo al ver la foto. Ahora habrá que recibir clases con trabajo de campo...
6 comentarios:
!Menuda seta!
Bonita perspectiva¡¡¡
Alarcos es un lugar emblemático para mí. La soledad del cerro y la paz de los sonrojados atardeceres. La llanura oculta ancestrales sonidos huecos de añafil.
Compartir con Marian y Fran este espacio les introduce dentro de la gente que quiero definitivamente: merienda, entorno, setas, hormigueros, ausencias y... cariño.
Ahhh y me gusta el encuadre de la seta ¡macrolepiota? definitivamente?
Macrolepiota!!! Grande como los hormigueros... Y como el cariño...
Ahora hay que buscar los añafiles para escuchar ese sonido antiguo.
Vermello de outono
http://darredor.blogspot.com.es/2011/12/outono-en-lunes.html
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