domingo, 23 de septiembre de 2012

mercado medieval


El viento revuelve las telas y las lonas de los tenderetes repletos de objetos curiosos de lugares lejanos, artesanía, productos naturales de toda clase y olorosa comida. A mediodía el sol calienta y el mercado se llena de gente. Pero el mejor momento para curiosear entre los puestos es al atardecer, cuando multitud de velas y lámparas alumbran la escena. El mercado no tiene nada de medieval, ni siquiera los precios a veces se ajustan a los tiempos que corren. La mezcla de reptiles, aves rapaces, queimadas, kebabs, crêpes, jabones y jamones, herreros y cetreros, juglares más o menos modernos y otras curiosidades hacen bien pintoresco el conjunto. Pero dando una vuelta entre esta mezcolanza cultural he asociado inmediatamente la escena a la maravillosa ciudad de Marrakech. El olor a incienso y comida, el bullicio, las mercancías amontonadas... por unas horas la plaza deja de ser de aquí para vivir las mil y una noches.

2 comentarios:

Luisa dijo...

El mercado medieval...evocador de tiempos pasados y culturas ya perdidas...

mundorero dijo...

La ruta de las especias pasa por aquí...