Buscábamos un alto para ver salir la luna llena de octubre, pero no llegamos a subir. El sol enrejado tiñó de rojo el atardecer, pasaron algunos coches por los caminos polvorientos perdiéndose después entre luces y sombras y todo cambió de pronto ... El niño empezó a llorar.
Ahora estábamos en otro mundo, un mundo de colores intensos donde los lugares eran extraños. ¿Eso es la luna ...? ¡No, no lo es! No estamos en un planeta habitado, pero sí se escuchan los sonidos de la vida y se palpan sus ritmos... Formas y colores, temperatura y sensaciones. El disco de color sube rápido tras el fondo eléctrico y el ritmo se acelera. Después el fondo cálido se torna oscuro.
Nada que no arregle la cena.
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