En la acera de enfrente, a la sombra de una casa abandonada se instala la humedad y crecen hierbas de primavera. Pasamos muchos ratos en la calle, no tanto como cuando éramos niños pero muchos. El domingo por la tarde ya nos íbamos y mi madre vio una pequeña mariquita roja en una pequeña planta. Es una higuera que apenas levanta 20 cm del suelo y que ha empezado a crecer ahí, en la umbría en la calle. Es probable que dentro de la casa haya alguna en el patio o en algún otro patio cercano. El rojo de la mariquita y el verde de las tiernas hojas de la higuera, todo pequeño y frágil hacen resaltar la belleza que aparece en cualquier parte. Solo hay que disfrutarla.
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