La noche del 12 al 13 de agosto el cielo de verano se llenaría de estelas brillantes. Era la fecha óptima para ver la lluvia de estrellas de las Perseidas, las famosas lágrimas de San Lorenzo. La Luna acababa de iniciar su fase de creciente y se pondría temprano, poco después que el sol, por lo que no iluminaría el cielo esa noche. El día estuvo bastante nublado y parecía que no se vería nada si al final las nubes no dejaban ver las estrellas. Pero el viento norte, además de dejar una noche fría también dejó grandes claros por los que se colaban las estrellas fugaces. Pero eso sería un poco más tarde... Con la puesta del Sol y casi por casualidad la Luna me mostró un paisaje de cuento.
miércoles, 18 de agosto de 2010
miércoles, 11 de agosto de 2010
un halo en el cielo
Después de muchos días seguidos de tiempo estable con viento del norte, temperaturas altas y cielos azules, esta mañana las nubes han enmarañado la monotonía celeste anunciando cambio de tiempo. Los cirros han aparecido a gran altitud creando un espectacular dibujo en la atmósfera. Poco tiempo después se ha formado un halo alrededor del sol. Los halos son un efecto óptico que se forman por la refracción de la luz al atravesar las partículas hexagonales de hielo en suspensión de las nubes altas en la troposfera. El halo ha durado un buen rato y los cirros han seguido pintando el cielo todo el día, aunque el sol no ha dejado de calentar este día de mediados de agosto.
lunes, 2 de agosto de 2010
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