viernes, 3 de mayo de 2013

caminos y lagunas

 
Salgo hacia la hoya del mortero, un maar o cráter volcánico muy cerca de la ciudad. La vía verde es el camino más cómodo, pero hay que darle un poco de caña a la bici y pronto busco los caminos laterales que corren entre campos de cereal. El trigo y la cebada están ya crecidos y tapizan de verde las suaves ondulaciones del terreno. Las pequeñas nubes de la tarde completan el paisaje que me recuerda a la famosa foto de inicio de windows... El campo está pletórico de colores. Flores blancas, amarillas, rojas, violetas, moradas... la paleta con todos sus matices bordea los caminos y crece tan alta y tupida que a veces hace casi intransitable la ruta. Viento, sol e insectos... típica tarde de primavera que anuncia ya el calor con el canto de los primeros grillos y el revoloteo de los bichos entre el néctar de las flores. Más adelante el camino está inundado y el túnel que atraviesa las vías no es transitable. Una pista rápida me lleva al otro lado. El camino del Pardillo, recto y ventoso, divide en dos un paisaje inundado. Una laguna ancha y poco profunda, con olas y aves incluidas, se ha formado con las lluvias de los últimos meses. Sólo faltan las cebras y los leones...